No es fango, son los partidos

Los partidos son los segundos clientes de la industria de la desinformación así que son el problema no las victimas

Sobre el debate partidista de la «máquina del fango», dejen de rasgarse las vestiduras y legislen para el interés común, no el suyo proprio. Los partidos son los segundos clientes de la industria de la desinformación después de los influencers, así que son el problema no las victimas.
Así lo venimos explicando desde 2018 en el libro «#FakeYou, Fake News y Desinformación – Gobiernos, partidos políticos, mass media, corporaciones, grandes fortunas: monopolios de la manipulación informativa y recortes de la libertad de expresión».

En 2018, durante el gobierno de Mariano Rajoy, el PP presentó una propuesta para luchar contra la desinformación y las fake news que incluía medidas para que las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia incorporaran sistemas de vigilancia y respuesta a las noticias falsas. Esta iniciativa fue rechazada por partidos como el PSOE y Podemos, quienes expresaron preocupaciones sobre censura y posibles recortes de libertades fundamentales como la libertad de expresión.
Recientemente hemos visto Podemos, el PSOE y el presidente personalmente, estar muy preocupado por las fake news y la desinformación, y el PP el que se postula como defensor de la libertad de expresión y luchador contra la censura.

Para aquellos verdaderamente preocupados tanto por las fake news como por las medidas de los gobiernos contra las fake news que afectan a nuestro derecho a la información, tenemos una buena noticia. Como sociedad civil, no somos meros espectadores de este juego bipartidista, sino que llevamos la iniciativa desde hace tiempo.

Sí, se puede y se debe legislar sobre desinformación, pero no en favor del poder, sino en favor de la ciudadanía.

En 2020 propusimos la ley Fake You con medidas contra la desinformación offline y online y en defensa de la democracia y las libertades fundamentales. Esta propuesta surge de un trabajo colectivo e investigaciones realizadas para el libro en el que demostramos que las instituciones y los partidos con sus redes clientelares (medios incluidos) y de mentores corporativos y empresariales, son las principales fuentes del problema y es donde se han de aplicar los correctivos contra la información tóxica y la polarización.

Nuestra investigación propone soluciones: una clara distinción entre la libre expresión de opiniones de ciudadanía y periodistas y los negocios de información o la información institucional y de los partidos; a estos negocios e instituciones aplicar por ley una obligación de verificación (NO de veracidad) transparente, que pueda ser comprobada por cualquier persona; seguir el dinero (follow the money) – prensa, plataformas, negocios, negocios de la comunicación, partidos o fallos institucionales – en lugar de juzgar el contenido para evitar interferencias en la libertad de opinión; eliminar los sesgos que pretenden legislar en internet como si fuera un estado de excepción y que no repercuten en ámbitos y otros medios tradicionales.

Todo el trabajo está hecho y puede consultarse aquí.
Se han hecho algunos pasos en este sentido en la teoría, pero no en la práctica: la ley sobre «influencers» es un intento en esa dirección, pero muy parcial cuanto a quiénes están sujetos (los influencers a secas no son el único problema; un partido es un influencer también) y cuanto a su efectividad ya que afecta a una porción ínfima de sujetos, los con unos ingresos anuales superiores a 300.000 euros al año y que superen el millón de seguidores.

Si nuestros representantes quieren realmente abordar el problema y no usarlo como excusa para protegerse como élite o recortar nuestros derechos, harían bien en aprovechar el trabajo hecho. Nosotras seguimos avanzando para desmantelar la desinformación y la propaganda y para que la información sea un bien común protegido.
 

Cosas que se pueden ir haciendo:

Simona Levi y Sergio Salgado para Xnet