Como toda la gente que conoce nuestro trabajo sabe, somos defensores de la acción política anónima que puede ir desde el simple noprotagonismo y nocorporativimo en las acciones hasta el anonimato estricto y así lo hemos aplicado en muchas de las acciones que hemos impulsado desde Xnet.
No tenemos ninguna duda de que ese anonimato ha sido clave a la hora de centrar la atención en los objetivos de las acciones antes que en las personas.
Pero, como todo en la vida, tiene contraperestaciones.
Como anunciamos hace unos meses, desde este verano hemos decidido dar más activamente caras y portavocía a muchos de los dispositivos que estamos coordinando, debido a la cooptación que están sufriendo. Es evidente, en el caso de 15MpaRato, por ejemplo y esto no nos ha pasado solo a nosotros. El famoso caso de Democracia Real Ya es un ejemplo conocido por todos.
Estamos escribiendo un texto extenso sobre el tema a raíz de una conversacion reciente con la antropóloga Gabriela Coleman que ha estudiado ampliamente como basta que una persona no respete o sea incapaz de respetar ese acuerdo de no protagonismo o de protagonismo distribuido en el grupo de activistas para que la naturaleza humana y nuestra tendencia a necesitar poner caras con las que asociar las acciones haga el resto y el capital simbólico de todo un grupo trabajando en red sea utilizado no para el grupo, sino para intereses personales. Por eso, el mismo anonimato que funcionó como ventaja estratégica en el lanzamiento de algunas acciones a la larga, a menudo, termina por convertirse en un problema.